Vending

Expendedora automática de la firma

Expendedora automática de la firma

Gran parte de los ciudadanos disfruta durante su jornada laboral de pocas ocasiones para dirigirse a una cafetería y satisfacer su deseo de saborear un buen café. Para subsanar esta necesidad se han creado diversidad de máquinas de distribución automática, capaces de ofrecer la misma calidad que encontramos en un establecimiento tradicional. Es habitual, sin embargo, que al visitar una empresa o despacho, en el momento que se nos ofrece un café, se añada la coletilla “lo siento pero es de máquina”, dando a entender que su calidad deja que desear frente al café del bar. A pesar de que este comentario es generalizado, la realidad es que el café de distribución automática no tiene por qué ser peor. Para garantizar un buen resultado únicamente es necesaria una buena máquina con adecuado mantenimiento y, evidentemente, una materia prima, es decir, un café de buena calidad. No hay mas secretos.

 

Así, las máquinas expendedoras de café, parece, que han sido las que han registrado la evolución más destacada dentro del sector del Vending. En la mayoría de modelos, el batidor del soluble ha sido sustituido por un grupo de café, a partir del cual , el café molido se traslada a la cámara de erogación, donde ejerce una presión concreta, la cual permite realizar un café con notable calidad, similar incluso al que se obtiene en la hostelería tradicional.

 

Si el café se suministrase sólo no habría mayor secreto y únicamente importaría la calidad del producto utilizado. Lo cierto es, sin embargo, que el café con leche y el cortado son los productos más demanadados en este tipo de máquinas. Así pues, ante esta realidad, entran en juego no solo la calidad del café -actualmente crece el interés por el café natural, sin torrefacto- sinó, sobretodo, de los solubles lácteos.

 

Este tipo de productos son mezclados con agua en el interior de la máquina, tras un proceso previo y exacto de dosifiación. Seguidamente, y a través de un tuvo de silicona, en la mayoría de casos, el producto resultante cae directamente al vaso, donde se mezcla con el café y el azúcar solicitado. Este proceso incluye a su vez un sistema de lavado que garantiza la higiene del producto a consumir.